Una manada de gatos callejeros con cesio y plutonio en sus heces vive en Siskale, localidad cercana al complejo nuclear británico de Sellafield. Los activistas calculan que el número de animales radiactivos se acerca al centenar.
Residentes preocupados afirmaron que los trabajadores del complejo alimentaron a los gatos callejeros con residuos y les permitieron permanecer calientes durante décadas bajo las enormes tuberías de vapor del complejo nuclear. Como resultado, los animales acumularon radiación. Al hacerlo, llevaron el peligro a Siskale, que está muy cerca de Sellafield.
La dirección del complejo ha declarado que los gatos radiactivos no son una amenaza para los humanos. Sin embargo, los activistas afirman que si estos animales acaban en familias y refugios, sus nuevos dueños correrán un grave peligro.