Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts y de la Universidad de Birmingham han propuesto una nueva táctica para buscar la base de la vida en mundos lejanos. Como base tomaron la Tierra, donde el carbono es la base de la vida, pero el contenido de dióxido de carbono es sólo del 0,04% de la atmósfera. En comparación, Marte y Venus tienen alrededor del 95%, pero allí no hay vida, y esto está directamente correlacionado.
La baja concentración de CO2 en la Tierra se debe a que este gas es absorbido por el enorme volumen de agua existente en la Tierra. Cuanto mayor sea la concentración de CO2, menos agua habrá en el exoplaneta, y viceversa. Pero la presencia de agua por sí sola no garantiza el origen de la vida en un cuerpo cósmico. Se trata sólo de un indicador básico, ya que, por ejemplo, el telescopio espacial James Webb es muy bueno para medir los niveles de CO2 en los exoplanetas.